El primer reloj de pulsera fue fabricado para una mujer, la condesa Koscowicz de Hungría, por el fabricante suizo de relojes Patek Philippe en 1868. Aunque fue el primer dispositivo de cronometraje diseñado específicamente para su uso en la muñeca, fue concebido principalmente como una pieza de joyería decorativa. Se ha afirmado que los relojes de bolsillo fueron adaptados para ser usados en pulseras de muñeca antes de 1868, tal vez ya en la década de 1570. Sin embargo, no hay pruebas concretas que apoyen esto, y el diseño de Patek Philippe para la Condesa Koscowicz fue el primer reloj de pulsera verdadero en el sentido moderno de la palabra. Los relojes de pulsera fueron una progresión natural de los relojes de bolsillo, pero al principio los hombres no aceptaron la idea, prefiriendo confiar en los relojes más grandes y tradicionales.
Sin embargo, los aspectos prácticos del reloj de pulsera, que se podía manejar con una mano en lugar de con dos, finalmente convencieron a la opinión pública, atrayendo especialmente a los militares, que necesitaban poder controlar la hora al mismo tiempo que manejaban la maquinaria y el armamento. Los soldados europeos estaban equipando el dispositivo con vidrio irrompible para sobrevivir a las trincheras y radio para iluminar la pantalla por la noche. Y los civiles, viendo los beneficios prácticos del reloj de pulsera por encima del reloj de bolsillo, estaban repitiendo el comportamiento.
A partir de entonces, el camino hacia el cronometraje perfecto fue corto. En 1923, John Harwood logró crear un reloj automático, utilizando una pala de rotor que se balanceaba libremente dentro del reloj cada vez que la muñeca estaba en movimiento, por lo tanto, dando cuerda al reloj automáticamente.
Unos años más tarde, dos investigadores de Bell Telephone Laboratories descubrieron que el cristal de cuarzo crea una frecuencia que es muy consistente, lo que llevó al desarrollo en 1927 de un reloj de alta precisión. Menos de 40 años después, el Centre Electronique Horloger (CEH) de Suiza logró incorporar esta tecnología en los relojes de pulsera. Pero, en el momento en que esto ocurrió, había surgido toda una nueva tecnología revolucionaria - y en 1970, el primer reloj digital ya estaba en marcha. Sorprendentemente, mientras que los relojes mecánicos tardaron casi mil años en convertirse en relojes de pulsera mecánicos, los relojes digitales tardaron menos de cinco años en dar ese salto.
Los aparatos que controlan el tiempo siempre fueron populares y necesarios para los gobiernos, las empresas y la religión, pero la aparición de relojes de bolsillo pequeños y portátiles y relojes de pulsera cambiaron todo lo que conocíamos y permitieron la creación de la sociedad moderna de la que formamos parte hoy en día. Y gracias al avance de la tecnología hoy día podemos encontrar todo tipo de modelos de relojes de pulsera desde los relojes de madera de mujer hasta los relojes de pulsera más sofisticados que pueden soportar la presión en el fondo del oceano.